Un poco de todo, rico, en la zona turistica
Reservamos en este local porque necesitábamos completar un número de puntos en el tenedor y de los que nos ofrecían era el que más nos apetecía a pesar de haber tenido una experiencia previa no demasiado positiva.
Fue una cena para 2 personas y pedimos todo a compartir.
💶 El coste de esta comida fue de 20€ por persona todo incluido y de 12€ por persona sin incluir las bebidas (vino, agua, cafés, cervezas, refrescos, copas…). Hay que decir que estos precios incluían el descuento del tenedor, pero sin ello la comida también habría estado por debajo de los 20€ por persona.
Nos sentaron a la mesa, pedimos nuestra botella de agua y echamos un vistazo a la carta más corta que antiguamente pero aun así con bastantes opciones.
🍴 Empezamos con una marinera (2×3,70€) que no llamó la atención pero correcta.
🍴 Un guacamole muy sabroso (5€), muy fresco, bien aliñado aunque quizás un puntito más de picante me hubiera gustado. Venía acompañado de una abundante ración de nachos, plato a repetir.
🍴 Acabamos con dos hamburguesas de buey (2×11,5€), grandes, bastante gruesas, con buen sabor y con el punto que habíamos pedido. Aparte de la consabida lechuga y tomate una buena loncha de queso chedar y todo ello sobre pan de cristal que le iba muy bien. Qué raro que pidamos hamburguesa fuera de casa, pero en este caso repetiríamos sin problema.
🍰 No pudimos con postre.
🍷 Botella de agua.
🍷 Finca Resalso, un vino de Emilio Moro, correcto y que esta muy bien para una comida de este tipo.
🗨 Servicio intentando agradar en todo momento.
🗨 Vinos que empiezan con un precio razonable.
🗨 La marinera es prescindible pero tanto el guacamole como la hamburguesa muy recomendables.
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El precio de esta comida fue de 35€ todo incluido y y de 23 sin incluir las bebidas.
Fue una comida el 15 de agosto de la cual salimos bastante decepcionados, no sé si tuvimos mala suerte por la fecha ya que las crónicas que había leído eran bastante positivas punto.
Como no sabíamos el tamaño de las raciones preguntamos al camarero y nos dijo que con tres platos debería ser suficiente; nos decantamos por:
Pockebowl de atún. El plato es básicamente una mezcla de arroz con verduras y atún servido en un recipiente de piedra com; el plato fue el que más nos gustó de toda la comida y la ración nos pareció correcta.
Seguimos con unas mollejas que no nos dijeron gran cosa pero sobre todo nos pareció una ración ridícula, tanto que le preguntamos al camarero sí siempre era así o por alguna circunstancia no servían una ración más pequeña. El camarero nos dijo que siempre era así y que la ración contenía 110 gramos de mollejas. No sé si 110 gramos es mucho o poco pero desde luego lo que había en el plato era poco
Entraña. Por lo que más nos sorprendió igualmente fue por su tamaño bastante parco.
Acabada la comida estábamos los dos con hambre y decidimos pedir un plato más y pedimos el pockebowl de salmón que sin estar mal, nos gustó más el de atún.
Pues lo dicho,mucho precio para una satisfacción bastante limitada.
Eat and speak ha cambiado de dueño en varias ocasiones yo ahora se lleva de una forma mucho menos pretenciosa. La decoración se mantiene bien, pero el mantenimiento tiene alguna pequeña laguna. No obstante el sitio sigue gozando de atractivo y resulta agradable incluso en estos tiempos pandémicos.
La comida me pareció lo mismo, menos pretenciosa y más honesta, una carta que se ha reducido notablemente, pero todos los platos que probamos estaban ricos.
La bodega también es amplia para un local de estas características dónde triunfa principalmente la cerveza, pero te permite elegir una botella de vino decente en el entorno de los 15 €.
Una comida aquí se pondrá por debajo de los 20 € sin incluir las bebidas.
🗨 Local agradable.
🗨 Precios de los vinos.
🗨 Difícil aparcar en la zona
