Es muy común en toda España (no solo en Alicante) que cuando vas a un restaurante y te pides una copa de vino de Jerez te digan que no tienen y que además te añadan la coletilla de que “como no lo pide nadie, a los pocos días se estropea”.
Yo no estoy de acuerdo con esa apreciación y me he puesto a investigar dando como resultado este artículo.
Historia de los vinos fortificados (Jerez), extraído de Wikipedia
El vino fortificado, fortalecido o generoso es aquel vino que, en su proceso de elaboración, incorpora procesos especiales para aumentar su estabilidad y aumentar su graduación alcohólica, sin perder por ello su condición de derivado 100% de la uva.
Los vinos generosos tienen una graduación alcohólica comprendida entre los 15 y los 22 grados de alcohol.
Origen
Este tipo de vinos surgió en los siglos XVI y XVII, como resultado de la búsqueda de métodos para preservar el vino contra las condiciones perjudiciales que implicaba su transporte, desde los países europeos productores hasta los consumidores.
Vinos
Los vinos fortalecidos más conocidos son la Manzanilla (España), Jerez (España), Montilla-Moriles (España), Lebrija (España), el Moscatel (varios países), el Oporto (Portugal), el Madeira (Portugal), el Marsala (Italia) y el Banyuls (Francia).
Mi experiencia personal con los vinos de Jerez
Como somos aficionados a este tipo de vinos, en mi casa siempre hay abierta alguna botella de fino o de manzanilla y de oloroso o amontillado.
Es cierto que con el paso de las semanas puede perder algo de aroma y con el paso de los meses empieza un proceso oxidativo que le oscurece. Es cierto igualmente, que si llega a ese punto y viene un invitado a casa, no será de esa botella de la que le sirva, pero eso no significa que haya que tirar el vino. Nosotros, el vino de Jerez también lo utilizamos con frecuencia en la cocina y me extraña mucho que la cocina de los restaurantes no se utilice dicho vino. El hecho de que tenga más graduación alcohólica que un vino convencional, no es ningún inconveniente, ya que el vino hierve y el alcohol se evapora, pero la profundidad de sabor que da este tipo de vinos, no lo da un vino blanco de supermercado.
Si a eso añadimos que una botella de La gitana o de La Guita o Tio Pepe o una marca similar se mueve sobre los €6, todo el mundo debería tener una botella en su casa para cocinar y si la dejas en la nevera para tomarte una copita mientras cocinas, te aseguro que tu guiso te saldrá mucho mejor 😋😉.
OpenAI o Integeligencia artificial o chat GPT, que opina de los vinos de Jerez
Obviamente los tiempos que corren no he podido resistir la tentación de preguntar a la inteligencia artificial y esto es lo que me ha dicho
El vino de Jerez, al ser un vino fortificado, puede conservarse durante períodos más largos que los vinos no fortificados una vez abierto.
Si se almacena adecuadamente en una nevera a una temperatura constante y controlada, un vino de Jerez abierto puede mantenerse en buen estado durante varios meses, e incluso años en algunos casos. La clave para preservar su calidad es asegurarse de sellar bien la botella después de cada uso y almacenarla en posición vertical para minimizar el contacto con el oxígeno.
Recuerda que con el tiempo, es posible que el sabor y el aroma del vino de Jerez evolucionen, y en algunos casos esto puede ser deseable, ya que algunos estilos de Jerez pueden desarrollar características más complejas con la edad. No obstante, te recomendaría consumir el vino de Jerez abierto dentro de un período razonable para disfrutarlo en su mejor momento.
Mi conclusión sobre el vino de Jerez en los restaurantes
Entiendo que en muchos sitios no lo quieran tener por la escasa demanda y entiendo que no van a tener vinos de Jerez de 30 o más euros la botella si no tienen salida. No obstante, tener un Jerez decente, de 6€ la botella como atención al cliente, creo qué es un valor añadido del restaurante. Basta que lo pidan un par de personas para que la botella esté amortizada y en el peor de los casos, que después de meses no hayas conseguido venderla y en lugar tirarla, decides utilizarla en la cocina como si de un vino blanco se tratara, la inversión realizada es mínima.
Por tanto, animo a todos los hosteleros a que compren y tengan una botellita de fino o de manzanilla en la nevera de su restaurante, porque cuesta muy poco y puede ayudar a fidelizar a los clientes.